HOGAR Y
CIUDAD
No todas las viviendas
son hogares, y mucho menos barrios enteros alcanzan a conformar
ciudad.
¿Qué es lo que pasa?
Pareciera que por más
que se estén haciendo inversiones valorables, tanto en materia de
obra pública, vivienda e infraestructura, realizado fuerte
asignación de recursos para paliar el Déficit Habitacional,
(promedio a nivel nacional de 120.000 soluciones habitacionales por
año, en los últimos 8) no se ha logrado avanzar en el aumento de
calidad de vida urbana, como tampoco en consolidar un hábitat
cotidiano y una ciudad integral, que inspiren situaciones de
dignidad en el conjunto social.
Hace ya unos cuantos
años, y también paralelamente otros tantos colegas comprometidos
con el quehacer de las ciudades, que vemos con preocupación el
desequilibrio cada vez mayor que existe en nuestros centros urbanos,
ese probablemente el de tu barrio, ese mismo, el de todos los días.
Sectores centrales y/o puntuales altamente diseñados y equipados, en
contraste con periferias cada vez mayores en baja calidad urbana y
pauperización social, refleja que evidentemente, todavía no
terminamos de encarar la brecha y la contradicción existentes entre
el Centro y la Periferia. Continuamos remitiéndonos a valores, datos
y estadísticas de déficit habitacional, y vemos cada vez más
lejano aquel estado de bienestar imperante en otros tiempos,
fundamentalmente para los sectores más postergados y en definitiva
para la comunidad en general.
Hay una realidad, que en
aquellas localidades de mediana densidad y aún mayores,
fundamentalmente costeras y turísticas, la inversión en ladrillos,
más precisamente la construcción de viviendas en
horizontalidad/vertical, sigue siendo el boom adoptado(al menos hoy
en los papeles). Ello constituye la materialización de unidades
habitacionales, que en el mejor de los casos, solo un puñado de
ellas ingresarán al mercado inmobiliario como ofertas de alquiler.
Muy pocas, prácticamente pequeñas cantidades serán habitadas por
sus reales propietarios.
Esto es realmente
preocupante, lo que ya nos hace preconizar que se están
construyendo sectores urbanos vacíos dentro de otra ciudad
parcialmente vacía. Bienes de inversión, bienes en ladrillos……solo
inversión. Que loco. Una gran colmena, mitad hueca y mitad vacía,
obviamente en las áreas más caras de la ciudad. Todo ello, ha
llevado el costo de suelo apto para desarrollar actividades de
hábitat sostenible, a valores incalculables, casi inalcanzables para
la mayoría de la población.
Laburantes
y sencillos, abstenerse, prohibido vivir allí. De humildes y pobres,
ni hablar………..
¿Y nuestro Colegio Distrital,
nuestra voz, en fin…los arquitectos, no pensamos ni decimos nada?
¿Silencio?
Ante esta realidad
sabemos que, los centros urbanos con demanda de vivienda
insatisfecha, se estiran, se estiran…….se estiran, pero
evidentemente no se rompen, se pauperizan pero no se rompen.
Traspasamos los límites del ejido urbano, ingresamos en áreas
rurales y no logramos achicar el déficit, seguiremos ocupando
quintas, chacras y suelo productivo fértil,
¿y la ciudad?
En la medida que no
exista una política integral y una discusión con participación
activa de los sectores involucrados, que contemple todos los
distintos aspectos que hacen a los centros urbanos, seguiremos
nombrando; índices de inversión, cantidad de viviendas construidas,
mano de obra ocupada, soluciones habitacionales proyectadas,
crecimiento y demanda poblacional, etc., etc., etc., pero ¿habremos
construido hogares y hecho ciudad?..... Ese es el desafío.
Arq. Norberto Lemmi
MdP.-Octubre 2013.
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